Declaración introductoria de Piero Cipollone, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, ante la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo
Bruselas, 4 de septiembre de 2025
Me complace estar de nuevo aquí para nuestra actualización periódica sobre el euro digital.
Este es el decimocuarto intercambio de puntos de vista sobre el euro digital entre el BCE y esta Comisión, a la que tengo el honor de dirigirme por quinta vez. En anteriores ocasiones, hemos debatido una gran variedad de cuestiones, como el mantenimiento del acceso al dinero de banco central, el papel del euro digital como ancla para la estabilidad monetaria y financiera, la necesidad de salvaguardar la autonomía estratégica y los beneficios del euro digital para las distintas partes interesadas[1].
En mi intervención de hoy desearía centrarme en dos aspectos a los que se ha prestado menos atención, a pesar de que son fundamentales para que el euro se adapte al futuro: la resiliencia y la inclusividad. En un mundo cada vez más digitalizado, expuesto a nuevos riesgos geopolíticos y operacionales, debemos proteger la disponibilidad del euro para todos los europeos en todo momento. El artículo 133 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea nos recuerda nuestra responsabilidad compartida de salvaguardar la integridad de nuestra moneda y de adoptar las medidas necesarias para que se siga utilizando[2].
Como efectivo en forma digital emitido por el Banco Central Europeo, el euro digital complementará el dinero físico, que sigue siendo esencial para la resiliencia y la inclusión[3]. El euro digital garantizará que todos los europeos puedan pagar en todo momento utilizando un medio de pago digital gratuito y universalmente aceptado, incluso en caso de disrupciones importantes.
Reforzar la resiliencia en la era digital
Actualmente, el uso de sistemas de pago digitales facilitados principalmente por proveedores de fuera de la UE[4] podría limitar nuestra capacidad para actuar con rapidez e independencia, en particular en momentos de crisis[5].
Los pagos digitales aportan muchas ventajas, como la rapidez, la comodidad y la eficiencia. No obstante, dependen fundamentalmente de la fortaleza de nuestra infraestructura digital, y cuando se interrumpen servicios esenciales, los ciudadanos esperan que las autoridades públicas garanticen su continuidad. ¿Qué sucedería si no fuéramos capaces de garantizar la continuidad de los pagos? Se nos responsabilizaría de no haber actuado cuando podíamos.
Los servicios de pagos, lejos de ser un lujo, son tan esenciales para la vida cotidiana como la electricidad o el agua potable. Son un servicio básico, y debe haber siempre una solución de pago disponible para todos. Esto es especialmente importante en el mundo actual con tensiones geopolíticas crecientes y ciberataques cada vez más sofisticados.
Las recientes iniciativas de la UE para reforzar la preparación civil y militar y mejorar su capacidad de prevención y respuesta ante las amenazas han puesto de relieve la importancia de prepararse para situaciones de crisis extremas, y debemos tomar en serio esta responsabilidad[6]. Incidentes como el sabotaje de cables submarinos en el golfo de Finlandia y en el mar Báltico nos recuerdan lo frágiles que pueden ser nuestras infraestructuras.
Además, las disrupciones no son solo el resultado de crisis geopolíticas o de seguridad. Recordemos el apagón eléctrico que se produjo en España y Portugal la primavera pasada, durante el que muchas personas no pudieron efectuar pagos porque no tenían dinero en efectivo. Estos acontecimientos muestran por qué es imprescindible salvaguardar nuestro sistema. Los europeos esperan que el BCE y ustedes, como colegisladores, adopten medidas resolutivas y concretas para evitar tales trastornos en el futuro.
Hoy día, el efectivo es nuestra única alternativa real y tenemos el firme compromiso de asegurar su disponibilidad, accesibilidad y aceptación en toda la zona del euro[7]. Sin embargo, dado que cada vez se utiliza menos, y que puede resultar difícil acceder a él en situaciones de emergencia, especialmente en caso de fallo en las redes de distribución, tenemos que complementarlo con una versión digital[8].
En este contexto, el euro digital puede tener un impacto significativo. No solo como innovación tecnológica, sino como bien público que refuerza la resiliencia de Europa. El Consejo de la UE ya está avanzando en esta dirección, con contribuciones inestimables de varios Estados miembros, que reconocen la urgente necesidad de reforzar nuestra resiliencia[9].
De hecho, el euro digital favorecería la continuidad de las operaciones en períodos de crisis ofreciendo vías de pago adicionales además de las soluciones privadas existentes. En otras palabras, gracias a la disponibilidad de opciones de pago alternativas, aumentaríamos la resiliencia garantizando que en el sistema siempre haya capacidad excedentaria.
En lo que se refiere a la resiliencia, destacan tres características del euro digital.
En primer lugar, la infraestructura técnica para el procesamiento de operaciones se distribuirá en al menos tres regiones diferentes, cada una de ellas dotada de varios servidores. En caso de desastres o ciberataques de ámbito regional, este sistema permitirá redirigir automáticamente los pagos, asegurando la continuidad de las operaciones.
En segundo lugar, el BCE desarrollará una aplicación específica para el euro digital disponible para todos que permitirá a los usuarios cambiar fácilmente de proveedor de servicios de pago en euros digitales. En circunstancias normales, esta opción aseguraría la flexibilidad, pero en caso de ciberataque contra uno o varios proveedores, garantizaría la continuidad. Por ejemplo, si un ciberataque provocara fallos en la aplicación de un banco, pero sus servicios de back-end siguieran funcionando, los clientes podrían tener acceso a sus cuentas en esa entidad a través de la aplicación del BCE para el euro digital. O si un banco no pudiera operar de ningún modo, sus clientes podrían utilizar la aplicación del BCE para cambiar fácilmente a un banco no afectado por el ciberataque.
La resiliencia es uno de los motivos por los que el BCE ha recomendado que la legislación sobre el euro digital exija a los proveedores de servicios de pago respaldar su aplicación para el euro digital.
En tercer lugar, la funcionalidad offline[10] ofrecerá un nivel de seguridad adicional que permitirá efectuar pagos aunque se interrumpa la conectividad a Internet o sea difícil acceder al efectivo, por ejemplo, durante un corte de suministro eléctrico o un desastre natural[11]. Por tanto, es fundamental que la legislación garantice que los ciudadanos puedan acceder fácilmente y de manera segura al euro digital sin conexión a Internet, por ejemplo mediante opciones como la configuración de los pagos offline como predeterminada[12] y la financiación automática de las tenencias offline[13].
Ventajas prácticas del euro digital para la inclusión
Permítanme referirme ahora a la inclusión.
En cuanto instituciones públicas, debemos asegurarnos de que nadie se quede atrás en el paso a una economía más digital. Durante décadas, el efectivo ha sido la piedra angular de la inclusión financiera, al ofrecer accesibilidad, autonomía y confianza[14]. No podemos permitirnos permanecer inertes y perder estas ventajas.
La salvaguardia de la inclusión debe ser algo más que un principio: debe traducirse en medidas prácticas que eliminen los obstáculos que afrontan las personas en su vida cotidiana, como también han destacado las asociaciones de consumidores europeas[15].
Estos obstáculos son reales e incluyen, por ejemplo: no tener un smartphone, un nivel limitado de alfabetización digital o que el diseño de las interfaces de usuario no tenga en cuenta la accesibilidad[16]. Para comprender la importancia de la accesibilidad, hay que considerar que más de 30 millones de europeos son ciegos o tienen problemas de visión y al menos 34 millones son sordos o tienen dificultades auditivas. Si queremos construir una economía digital verdaderamente inclusiva, que es nuestro mandato en el ámbito de los pagos, también debemos satisfacer las necesidades de accesibilidad de estos ciudadanos, y de muchos otros.
El euro digital, en cuanto bien público, garantizaría el acceso de todos los ciudadanos, independientemente de dónde vivan, de sus ingresos o de sus conocimientos digitales. Para esta tarea hemos adoptado una estrategia dual.
El primer aspecto es el diseño tecnológico. El BCE asegurará que el euro digital se diseñe para ser inclusivo desde la base. Estamos colaborando estrechamente con asociaciones que representan a grupos vulnerables para comprender mejor sus necesidades y desarrollar la tecnología que se adapte a ellas[17].
También estamos llevando a cabo estudios de usuarios, que incluyen grupos focales constituidos por consumidores vulnerables y excluidos digitalmente, para entender cómo el euro digital puede mitigar las barreras de entrada y solucionar otros puntos débiles. Estamos explorando también interfaces de usuario adaptativas —como comandos de voz, modo de fuente grande y flujos de trabajo simplificados— para que el euro digital se adecúe a las personas con necesidades de accesibilidad o con una alfabetización digital limitada.
Estas características especiales se incluirán en la aplicación del BCE para el euro digital, que permitirá a los usuarios acceder fácilmente a servicios básicos del euro digital y cumplirá con creces los requisitos establecidos en la Ley Europea de Accesibilidad[18]. La necesidad de inclusividad destaca a su vez la importancia de exigir a todos los proveedores de servicios de pago que respalden la aplicación del BCE.
El segundo aspecto es el apoyo al cliente a nivel nacional. Estamos colaborando con entidades que podrían prestar apoyo específico si son designadas por cada Estado miembro (por ejemplo, autoridades locales, bibliotecas y oficinas de correos). Estas entidades podrían ofrecer asistencia y acceso gratuitos a los servicios en euros digitales, lo que sería una forma práctica de ayudar a las personas con mayor riesgo de exclusión digital.
Conclusión
Permítanme concluir recalcando que la resiliencia y la inclusión son características sustanciales del efectivo, y deben seguir siéndolo en la era digital. El dinero de curso legal siempre debe ser accesible para todos en nuestra zona monetaria.
En nuestro trabajo para elaborar una moneda digital de curso legal —el euro digital— como complemento del dinero físico, tenemos la responsabilidad compartida de salvaguardar estas características que contribuyen a la fiabilidad del efectivo también en la era digital. Esto mantendrá la confianza en nuestra moneda, el euro.
El BCE respalda los trabajos en curso de la Comisión Europea y del Consejo de la UE sobre resiliencia e inclusión. Pero para que el euro digital aumente realmente la resiliencia de los pagos en la zona del euro, primero debe hacerse realidad.
El pasado marzo, los dirigentes de la zona del euro pidieron acelerar los avances sobre el euro digital, en particular para «apoyar un sistema europeo de pagos competitivo y resiliente [y] contribuir a la seguridad económica de Europa»[19]. Los progresos en el proceso legislativo nos permitirán avanzar en paralelo e indicar a los europeos un calendario claro y preciso en el que pueden esperar que el euro digital se convierta en una realidad, garantizando un acceso fácil a un medio de pago resiliente que protegerá la seguridad económica de Europa.
Gracias por su atención.
Véanse las anteriores declaraciones introductorias ante la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo, en particular Cipollone, P. (2024), «Preservar la libertad de los ciudadanos de pagar con un medio de pago público: información sobre la fase preparatoria del euro digital», 14 de febrero; Cipollone, P. (2024), «De la dependencia a la autonomía: el papel de un euro digital en el entorno de pagos europeo», 23 de septiembre; Cipollone, P. (2025), «Empoderar a Europa: fortalecer la autonomía estratégica a través del euro digital», 8 de abril; Cipollone, P. (2025), «The digital euro: legal tender in the digital age», 14 de julio.
El artículo 133 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea dispone que «sin perjuicio de las atribuciones del Banco Central Europeo, el Parlamento Europeo y el Consejo establecerán, con arreglo al procedimiento legislativo ordinario, las medidas necesarias para la utilización del euro como moneda única. Dichas medidas se adoptarán previa consulta al Banco Central Europeo».
Cipollone, P. (2025), «Making euro cash fit for the future», El blog del BCE, BCE, 4 de agosto.
En la actualidad, los ciudadanos de 13 países de la zona del euro utilizan exclusivamente redes internacionales de tarjetas o soluciones móviles para pagos en tiendas físicas. Además, solo un reducido número de países europeos ofrece una opción de pago nacional para las compras en Internet. Véase BCE (2025), , 27 de febrero.
Esta situación se ha hecho aún más evidente en los últimos meses, especialmente con la aprobación de la Ley Genius en Estados Unidos, cuyo objetivo es promover los criptoactivos y las stablecoins respaldadas por dólares estadounidense en todo el mundo. Véase también Eichengreen, B. (2025), «The Genius Act Will Bring Economic Chaos», The New York Times, 17 de junio.
Niinistö, S. (2024), Safer Together – Strengthening Europe’s Civilian and Military Preparedness and Readiness, 30 de octubre; Comisión Europea (2025), «Estrategia de Preparación de la Unión para prevenir amenazas y crisis emergentes y reaccionar frente a ellas», comunicado de prensa, 26 de marzo de 2025.
Véase la nota 3.
El BCE colabora con la Comisión Europea en la Estrategia de Preparación de la Unión Europea, que pone de relieve el papel del efectivo en el fortalecimiento de la resiliencia de la sociedad. También estamos colaborando estrechamente con los bancos centrales nacionales de la zona del euro para mejorar la preparación frente a crisis y asegurar que el efectivo siga estando disponible en situaciones de emergencia. Véase la nota 3.
Véase Grupo «Servicios Financieros y Unión Bancaria» (Paquete sobre el euro digital) (2025), Digital euro - WP meeting on 15-16 May - ECB slide presentation - Eurosystem analysis on resilience, 15 y 16 de mayo.
Los pagos offline en euros digitales se validarían «entre particulares», lo que significa que el ordenante y el beneficiario verificarían directamente la transferencia de valor entre ellos, sin participación de terceros.
Durante un corte de suministro eléctrico los dispositivos del ordenante y del beneficiario tendrían que tener un nivel suficiente de batería.
Todos los pagos de proximidad en euros digitales por debajo de un determinado umbral se efectuarían automáticamente sin conexión a Internet.
Sería comparable a la retirada de efectivo en cajeros automáticos, pero sin necesidad de ir a un cajero. La funcionalidad de financiación automática aseguraría a los ciudadanos que, incluso en una situación de emergencia, siempre dispondrían de euros digitales en su teléfono, que podrían utilizar independientemente de la conectividad.
En lo que se refiere a la inclusividad, el efectivo ofrece opciones de pago y de ahorro a personas con acceso limitado o nulo a métodos de pago digitales, por lo que resulta esencial para la inclusión de los ciudadanos socialmente vulnerables, como las personas con discapacidad, con capacidades digitales nulas o insuficientes o con un bajo nivel de alfabetización. Con respecto a la autonomía, con el efectivo las personas tienen el control de su dinero, con independencia de las decisiones que adopten los bancos y sus sistemas (por ejemplo, sobre políticas de crédito o comisiones). Véase Consejo de Pagos Minoristas en Euros (2021), , 25 de noviembre.
European Consumer Organisation (2023), BEUC’s recommendations on the legislative framework for the digital euro, 29 de septiembre.
Por ejemplo, las recientes soluciones del sector privado para ofrecer interconectividad entre los sistemas nacionales son «únicamente digitales». Estas soluciones dejarán atrás a quienes no puedan o no quieran utilizar una aplicación móvil o tengan un smartphone pero no lo bastante nuevo.
Los grupos vulnerables encuentran importantes obstáculos para acceder a los servicios de pago digitales. Los adultos de más edad y las personas con escasas capacidades financieras y digitales a menudo tienen que lidiar con interfaces de usuario complejas, procesos de alta y de autenticación en varias fases, que pueden disuadirlos de utilizar servicios de pago digitales. Además, la falta de guías o tutoriales adaptados a sus necesidades puede fomentar la desconfianza y el miedo al fraude. Asimismo, las personas con discapacidad física afrontan problemas de accesibilidad derivados de la infraestructura física, como terminales de pago e interfaces digitales que no soportan tecnologías de apoyo.
Por ejemplo, el Eurosistema está considerando introducir ajustes específicos, como la posibilidad de completar todas las acciones de los usuarios con el teclado u ofrecer lectores de pantalla.
«En un mundo más fragmentado y digital, acelerar los avances sobre el euro digital es fundamental para apoyar un sistema europeo de pagos competitivo y resiliente, contribuir a la seguridad económica de Europa y reforzar el papel internacional del euro. Invitamos al presidente del Eurogrupo a que informe periódicamente de los avances en relación con estas iniciativas». Véase Secretaría General del Consejo (2025), Reunión de la Cumbre del Euro – Declaración, 20 de marzo.
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